Todos hemos soñado alguna vez con la idea de tener un vestidor, un espacio que vemos en películas y que nos hace soñar. Y la verdad es que no es solo un capricho, sino una solución práctica para organizar nuestra ropa y encontrar inspiración cada mañana, cuando nos enfrentamos al temido «no sé qué ponerme». Al elegir entre vestidores y armarios, los vestidores abiertos ofrecen ventajas infinitas y se convierten en una de las mejores decisiones para la vida diaria.
En primer lugar, los vestidores abiertos superan con creces a los armarios más completos que puedas imaginar. Aunque actualmente son una tendencia en alza, la verdad es que nunca pasan de moda. Una vez que te acostumbras a tener uno, no puedes imaginar otra forma de almacenar tu ropa. Tener todo a la vista conlleva numerosas ventajas y ofrece una fuente constante de inspiración.
Pero, ¿Cómo organizar un vestidor abierto?
En primer lugar, es fundamental aprovechar al máximo el espacio disponible para tu vestidor. La iluminación juega un papel crucial, y una fila de focos empotrados en el techo es una excelente opción para iluminar el espacio sin crear sombras.
Para aquellos que prefieren mantener su vestidor abierto de manera parcial o solo en ciertos momentos, existen varios recursos decorativos. Uno de los más simples es instalar una cortina, que, si arrastra en el suelo, resultará más elegante y, si es de colores claros, proporcionará más luz al espacio. Otra opción es crear una puerta corredera de cristal, lo que permite separar el vestidor del resto del dormitorio cuando sea necesario, especialmente en espacios pequeños donde no se quiera sacrificar la amplitud.
Eliminar las puertas de los armarios es otra forma de transformarlos en vestidores abiertos, aprovechando su estructura interna para el almacenamiento. Este cambio puede tener un impacto radical en la apariencia y funcionalidad del espacio.
En cuanto al almacenamiento en un vestidor abierto, hay soluciones simples pero efectivas. En un espacio diáfano, basta con instalar muebles bajos para guardar zapatos o cajas con ropa interior y accesorios. Con la adición de colgadores y estantes encima de estos muebles, se obtiene un espacio de almacenamiento adicional para la ropa que se debe colgar.
Una sola pared es suficiente para crear un vestidor abierto. Las baldas son ideales para espacios reducidos, ya que ocupan menos espacio que los cajones. También se puede instalar una barra para colgar prendas y utilizar cajas o cestas decorativas para guardar objetos pequeños. Con planificación y creatividad, se puede diseñar un vestidor abierto que abarque desde el suelo hasta el techo.
A veces, las soluciones más simples son las más prácticas. Un ejemplo son los burros, que permiten colgar ropa y accesorios, algunos incluso incluyen estantes para este fin. Son ideales para apartamentos pequeños debido a su apariencia minimalista.
Si no tienes espacio en la habitación para crear un vestidor, puedes explorar otras áreas, como un pasillo. Aprovecha ambas paredes colocando módulos de suelo a techo con barras, cajones y estantes. Es importante dejar suficiente espacio para moverte cómodamente y utilizar el vestidor de manera adecuada.
Además de la distribución y el almacenamiento, es esencial considerar tus necesidades específicas de organización. Agrupar prendas por categorías, como camisetas, jerséis y abrigos, facilita la búsqueda y el acceso a la ropa. También es importante contar con un espejo, un asiento para probarse la ropa y, si el espacio lo permite, un tocador para organizar maquillaje y accesorios.
En definitiva, un vestidor abierto es más que un simple lugar de almacenamiento; es un espacio transformado en una habitación que puede personalizarse según tus necesidades y preferencias. Además, con la incorporación de elementos decorativos como plantas, posters o fotografías, puedes crear un ambiente inspirador y agradable en tu vestidor.